Capítulo 4 (parte 4)
Zelda estaba
furiosa, con Link y con ella misma. ¿Por qué se habían gritado? Ni ella lo
sabía muy bien.
A la mañana
siguiente Zelda miró por la ventana, Link había dimitido y se alejaba en su
caballo Epona. Zelda se entristeció. Aunque le hubiera gritado, seguía
enamorada...
En ese momento un
hedor a sudor mezclado con nardos llegó
a la habitación: Ganondorf estaba allí.
Ganon: Esta vez si que la has hecho buena.
Zelda: Ya.
Ganon: Ese chico te ha tratado muy mal._ le acarició el pelo_ Yo no
haría eso. Vente conmigo y se te acabarán las preocupaciones.
Zelda: Quizás si, pero tendré otras nuevas.
Ganon: ¿Sigues pillada por él?
Zelda: No voy a contestar.
Ganon: Que triste, bua bua. ¿Nos vamos?
Zelda: Lo siento, pero no.
Ganon: ¿Y por qué? ¿Por qué me rechazas?
Zelda: No puedes obligar a alguien a amar...
Ganon: Pero... ¡No me parece justo lo que me pasa!
Zelda: Lo siento mucho, pero no puedo ayudarte.
Ganondorf bajó la
cabeza, como pensando.
Ganon: Entonces... ¿significa eso que no quieres ser mía?
Zelda asintió.
Ganon: Vale. Ya se como solucionar mi problema._ Zelda vio que le
resplandecieron los ojos a el, pero la sujetó_ ¡Si no vas a ser mía, no serás
de nadie!_ y la empujó, tirándola así por el balcón.
Zelda fue cayendo
poco a poco. No gritó, no tenía por qué. Los guardias tardarían demasiado, y
Link se había ido... Zelda cerró los ojos y pensó que nada peor podría pasarle
ahora.
Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarAu que daño pobre.